Verso 11 Hermanos, no habléis mal los unos de los otros.

Este gran pecado ha prevalecido en todas las épocas de la Iglesia, aunque directamente prohibido. El bendito Maestro nos manda a amarnos los unos a los otros. Uno no puede amar a su hermano mientras habla mal de él. Hablando mal de un hermano, habláis mal de la ley. Ahora, ¿qué ley? La ley de Cristo. Así condenas la ley. Tú, al condenar así la ley, no puedes ser al mismo tiempo observador y hacedor de la ley. No eres un hacedor como se te ordena ser, sino un juez, un condenador, y en esto reclamas para ti la autoridad de un legislador.

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