El destino de Sedequías y de su país, sobre el cual él ha causado ruina

Israel fue una vez una vid que se extiende junto a muchas aguas; sus ramas subieron hasta las nubes, y sus varas eran cetros de gobernantes, una poderosa raza de reyes surgió de ella. Ahora ella es despedazada y derribada, llevada al desierto, y plantada en una tierra seca y estéril. Un fuego también ha salido de una de sus fuertes varas que la ha consumido, su último príncipe, Sedequías, ha hecho pedazos finalmente el estado (cf. cap. 17).

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