Una parábola derivada de la agricultura. El motivo de su inserción en este lugar fue probablemente el trato diferente dado a Samaria ya Jerusalén. El punto preciso de la analogía es algo incierto; pero tal vez podamos interpretar el pensamiento de la siguiente manera. Hay dos partes. El primero ( Isaías 28:24 ) parece justificar el proceder de Jehová por el fin que tiene en vista.

Así como el agricultor no sigue arando para siempre por pura pasión ciega de arar, sino que ara para sembrar; así que la obra de juicio de Jehová tiene como resultado la preparación de una sementera, ya su debido tiempo el arado dará lugar (en el caso de Judá) a la siembra. El segundo ( Isaías 28:27 ) saca la lección de que la operación de trillar varía según el material a operar.

El delicado hinojo, por ejemplo, sería destruido por los implementos toscos utilizados en el grano más grueso; y en Judá hay (lo que no había en Samaria) el tierno crecimiento de la "santa simiente", el núcleo del verdadero Israel, por cuyo bien el juicio debe ser templado con misericordia.

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