La Biblia de Cambridge
Joel 1:7
Ha convertido mi vid en desolación , y mi higuera en astillas ] La vid y la higuera se mencionan como los dos árboles frutales principales y más representativos de Palestina, ocupando la vid el primer lugar (cf. Oseas 2:12 ; 1 Reyes 4:25 ; 2 Reyes 18:31 ).
Para astillas (lit. algo roto en pedazos ), comp. casi la misma palabra en Oseas 10:7 (RV marg .). Las palabras indican la severidad de la visitación. Las langostas atacan primero las plantas y los vegetales; cuando se han consumido todos, atacan a los árboles, consumiendo primero las hojas y luego la corteza. compensación
la cita de Shaw's Travels , abajo, p. 88. Los efectos de tales estragos se sienten a veces durante muchos años: "el vino de Argel, antes de que las langostas en 1723 devastaran los viñedos, tenía un sabor no inferior al mejor Hermitage. Desde entonces el vino ha degenerado mucho y ha aún [1732] no recuperó sus cualidades habituales" (Shaw, p. 227).
lo hizo limpio y desnudo a saber. quitando la corteza, cf. Salmo 29:9 (la misma palabra).
tíralo lejos No hay pron. en el hebreo; y la referencia es, sin duda, en parte a los fragmentos de corteza y madera que han sido mordidos por las langostas, pero al no ser comestibles para ellas han caído al suelo, en parte a las ramas y troncos descortezados mismos, que (metafóricamente) el los insectos han sido arrojados." "Después de que han pasado, no queda nada más que las grandes ramas y las raíces, que, estando bajo tierra, han escapado a su voracidad.
" "Los arbustos se comieron completamente desnudos, aunque los animales no pudieron haber estado mucho tiempo en el lugar. Se sentaron por centenares en un arbusto royendo la corteza y las fibras leñosas” (Lichtenstein, Travels in S. Africa , p. 241, ap. Pusey).
sus ramas Génesis 40:10 ; Génesis 40:12 solamente, también de la vid: propiamente, algo entrelazado .
mostrar blancura ] a saber. a través de la corteza siendo despojada. " Ambedunt enim , ut Tacitus ( Annal . xv. 5) loquitur, quicquid herbidum est et frondosum; ut nee culmus, nec granum ullum remaneat, et arbores frondibus et cortice tamquam vestibus nudatae instar truncorum alborum conspiciantur" (Ludolf, Hist. Aeth. Pág. 178 s., ap. Credner).