Eli, Eli, ¿lama sabachthani? ( Salmo 22:1 ). Eli es la forma hebrea. En Marco 15:34 las palabras arameas se conservan exactamente como las pronunció Jesús. La repetición, "¡Dios mío! ¡Dios mío!" da una fuerza profundamente patética; cp.

cap. Mateo 23:37 . Es una expresión de absoluta soledad y desolación, cuya profundidad es insondable para el hombre. "Es ir más allá de las Escrituras decir que un sentido de la ira de Dios arrancó ese grito. Porque hasta el último suspiro Él fue el amado del Padre, y el repetido -¡Dios mío! ¡Dios mío!" es testigo aun entonces de Su confianza en el Amor de Su Padre" (Canon Perowne. Salmo 22:1 ).

Esta fue probablemente la cuarta palabra de la cruz; el quinto "Tengo sed" (Juan); el sexto "Consumado es" (Juan); el séptimo "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas). Algunos piensan que después de estas palabras la oscuridad, que había durado hasta la hora novena, se disipó; otros piensan que duró hasta la muerte de Jesús.

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