Padre nuestro Es de la esencia de la oración cristiana que Dios debe ser llamado como un Padre a cuyo amor apelamos, no como un Dios cuya ira aplacamos. La analogía elimina casi todas las dificultades reales sobre el tema de la oración. Un padre terrenal sabio no concede todas las peticiones, sino todas las que son para el bien de sus hijos y las que está en su poder conceder. Una vez más, el niño pide sin miedo, pero ninguna negativa debilita su confianza en el amor o el poder de su padre.

Santificado "mantenido sagrado", "reverenciado". Cada una de estas peticiones implica una obligación de realizar por nuestra parte lo que le rogamos a Dios que cumpla.

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