Este capítulo, al que se suman los primeros seis versículos del cap. 7 debe formar la conclusión, presenta varios puntos llamativos. Aunque tan serio contra el pecado como los caps. 1 3, no contiene ninguna de esas vigorosas descripciones detalladas de transgresiones particulares, ninguna de esas exhortaciones serias que caracterizan el Capítulo s anterior. Parece haber sido escrito en una época en que la persecución había reducido las filas de los piadosos adoradores de Jehová, y evidentemente debemos permitir un intervalo considerable entre su composición y la de los caps. 1 3, y 4, 5

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