Un rey no es salvado por un ejército numeroso; o, por la grandeza del poder, incluyendo otras fuerzas además de las fuerzas de los soldados. Véase Salmo 20:7 ; Salmo 44:3 ss.; Salmo 60:11 .; y comp. la noble expresión de esta verdad en 1Ma 3:19; "La victoria de la batalla no está en la multitud de un ejército, sino que la fuerza viene del cielo".

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