17. El período que se había esperado durante meses con ansiedad orante había llegado ahora, y Pablo debía saber, sin más demora, si el servicio que tenía para Jerusalén sería o no aceptado por los santos. Para su indescriptible alivio, el historiador pudo decir: (17) " Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría ". Si Lucas hubiera dado algún relato de la contribución que traía Pablo, deberíamos haber esperado que decir algo más definido acerca de su recepción de lo que está implícito en este comentario.

Pero, como consideró adecuado omitir toda mención de la empresa, estamos en libertad de inferir, de la alegre acogida dada a los mensajeros, que el regalo que llevaban también era bienvenido. El objetivo principal de la visita de Pablo y de sus oraciones estaba ahora cumplido. Había terminado gran parte de su carrera y de su ministerio con gozo, y su corazón estaba aliviado de su principal ansiedad. Si el Señor aceptaría ahora su oración por la liberación de los desobedientes en Jerusalén, lo consideró un asunto de menor importancia.

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