2 Crónicas 8:1-18
1 Aconteció al cabo de veinte años, durante los cuales Salomón había edificado la casa del SEÑOR y su propia casa,
2 que Salomón reedificó las ciudades que le había dado Hiram, y estableció allí a los hijos de Israel.
3 Después Salomón fue a Hamat de Soba y se apoderó de ella.
4 También reedificó Tadmor en el desierto, y todas las ciudades almacenes que había edificado en Hamat.
5 Después reedificó Bet-jorón Alta y Bet-jorón Baja, ciudades fortificadas con murallas, puertas y cerrojos;
6 Baalat y todas las ciudades almacenes que tenía Salomón, todas las ciudades para los carros y las ciudades para los jinetes; todo lo que Salomón se propuso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra bajo su dominio.
7 A todo el pueblo que había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos (que no eran de Israel,
8 sino sus descendientes que habían quedado después de ellos en la tierra, a quienes los hijos de Israel no destruyeron), Salomón los sometió a tributo laboral, hasta el día de hoy.
9 Pero a ninguno de los hijos de Israel sometió a servidumbre para sus obras; porque ellos eran hombres de guerra, jefes de sus comandantes, jefes de sus carros y sus jinetes.
10 Estos jefes de los oficiales que tenía el rey Salomón eran doscientos cincuenta, los cuales mandaban sobre aquella gente.
11 Salomón también trasladó a la hija del faraón de la Ciudad de David a la casa que le había edificado, porque dijo: “Ninguna mujer mía ha de vivir en la casa de David, rey de Israel, pues aquellas habitaciones donde ha entrado el arca del SEÑOR son sagradas”.
12 Entonces Salomón ofreció holocaustos al SEÑOR sobre el altar del SEÑOR que había edificado delante del pórtico,
13 para que se ofreciera cada cosa en su día, conforme al mandamiento de Moisés, en los sábados, en las lunas nuevas y en las tres festividades anuales: en la fiesta de los Panes sin levadura, en la fiesta de Pentecostés y en la fiesta de los Tabernáculos.
14 También constituyó los grupos de los sacerdotes en sus oficios, conforme a lo establecido por su padre David. Constituyó a los levitas según sus turnos, para alabar y servir frente a los sacerdotes, haciendo cada cosa en su día. Lo mismo a los porteros según sus grupos, en cada puerta, porque así lo había mandado David, hombre de Dios.
15 No se apartaron del mandato del rey con relación a los sacerdotes y a los levitas en ningún asunto, incluyendo el de los tesoros.
16 Así fue ejecutada toda la obra de Salomón desde el día en que fueron puestos los cimientos de la casa del SEÑOR, hasta acabarla. Así quedó terminada la casa del SEÑOR.
17 Entonces Salomón fue a Ezión-geber y a Eilat, a orillas del mar, en la tierra de Edom.
18 E Hiram le envió, por medio de sus servidores, barcos y siervos conocedores del mar. Estos fueron con los siervos de Salomón a Ofir y tomaron de allí quince mil kilos de oro, y los llevaron al rey Salomón.
El CAPÍTULO 8 nos da algunos detalles más del estado de Israel, un estado que prefigura el de los últimos días. Salomón somete todo lo que podría haber impedido el pleno disfrute de la tierra prometida en toda su extensión, ya sea del lado de Tiro o de Siria. Los extranjeros en la tierra continúan pagando tributo, y los hijos de Israel son capitanes y hombres de guerra. Sion es enteramente santificada, y el rey mantiene y honra la adoración de Jehová.
El servicio de la casa de Dios, las alabanzas y todo el orden relacionado con ellas, fueron designados según las ordenanzas de David. El mandamiento del rey era la regla absoluta para todo. Edom mismo era su posesión; y, hasta el Mar Rojo, todos eran súbditos del rey. El rey de Tiro, que representa la gloria de los gentiles en el mundo, suministró todo lo que necesitaba para llevar a cabo sus designios.