Introducción a Amós
La profecía de Amós es una de las que hablan de la condición moral del pueblo, y en especial de Israel, que, como ya hemos visto en los libros históricos, representa más particularmente al pueblo como tal; mientras que Judá no era más que un accesorio de la casa de David, aunque siempre contenía un remanente del pueblo.
Esta profecía, que no llega tan lejos en la historia de Israel como la de Oseas, es menos ferviente que la última; no se persigue el pecado con ese fuego consumidor de los celos y de la venganza moral, que caracteriza el estilo ardiente y quebrantado del profeta Oseas. Nada, sin duda, puede estar más decidido contra el mal que Amós; pero, aunque muy simple, habla, por así decirlo, desde un terreno más alto.
En Oseas vemos la angustia del corazón producida por el Espíritu Santo, en un hombre que no podía soportar el mal en el pueblo al que amaba como pueblo de Dios; mientras que en Amós hay más de la calma del propio juicio de Dios. Hay muchos menos detalles con respecto al pecado. Se señalan ciertas transgresiones prominentes de carácter especial, y se proclama el juicio más completo y absoluto.