Esdras 6:1-22
1 Entonces el rey Darío dio una orden, y buscaron en la casa de los archivos donde se depositaban los tesoros, allí en Babilonia.
2 Y en Acmeta, en la fortaleza que está en la provincia de Media, fue hallado un rollo en el cual estaba escrito esto: Memoria:
3 En el primer año del rey Ciro, el rey Ciro dio un decreto acerca de la casa de Dios que está en Jerusalén: “Que la casa sea edificada como un lugar en el cual se ofrezcan sacrificios y que sean colocados sus cimientos. Será de veintisiete metros de alto y de veintisiete metros de ancho.
4 Tendrá tres hileras de bloques de piedra y una hilera de vigas nuevas, y el gasto será pagado por la casa del rey.
5 También los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén y los había llevado a Babilonia, serán devueltos e irán a su lugar, en el templo que está en Jerusalén, y serán depositados en la casa de Dios”.
6 Ahora pues, Tatnai, gobernador de Más Allá del Río, Setar-boznai y sus compañeros, los oficiales que están en la región de Más Allá del Río, apártense de allí.
7 Dejen la obra de esta casa de Dios a cargo del gobernador de los judíos y de los ancianos de los judíos, para que reedifiquen esta casa de Dios en su lugar.
8 Por mí es dada la orden de lo que han de hacer con esos ancianos de los judíos, para construir esta casa de Dios: Los gastos de aquellos hombres sean puntualmente pagados de los recursos del rey, de los tributos de Más Allá del Río, para que no cese la obra.
9 Se les dará cada día, sin falta, lo que sea necesario: novillos, carneros y corderos para los holocaustos al Dios de los cielos, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que digan los sacerdotes que están en Jerusalén,
10 para que ofrezcan sacrificios de grato olor al Dios de los cielos y oren por la vida del rey y de sus hijos.
11 También he dado órdenes que a cualquiera que altere este decreto le sea arrancada una viga de su casa, y él sea clavado empalado en ella, y que por ello su casa sea convertida en un montón de escombros.
12 Que el Dios que hizo habitar allí su nombre derribe a todo rey o pueblo que extienda su mano para alterarlo o destruir esa casa de Dios que está en Jerusalén. Yo, Darío, doy este decreto. Sea llevado a cabo con diligencia.
13 Entonces Tatnai, gobernador de Más Allá del Río, Setar-boznai y sus compañeros actuaron con diligencia, conforme había mandado el rey Darío.
14 Los ancianos de los judíos continuaron edificando y progresando de acuerdo con la profecía del profeta Hageo y la de Zacarías hijo de Ido. Así edificaron y terminaron por mandato del Dios de Israel y por mandato de Ciro, de Darío y de Artajerjes, reyes de Persia.
15 Y este templo fue terminado el tercer día del mes de Adar del sexto año del reinado del rey Darío.
16 Los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían vuelto del cautiverio celebraron con regocijo la dedicación de esta casa de Dios.
17 Para la dedicación de esta casa de Dios ofrecieron cien toros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y como sacrificios por el pecado de todo Israel, doce machos cabríos, conforme al número de las tribus de Israel.
18 Luego establecieron a los sacerdotes en sus funciones y a los levitas en sus divisiones, para el servicio del Dios que está en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés.
19
20 Puesto que los sacerdotes y los levitas se habían purificado a una, todos estaban purificados. Entonces sacrificaron la víctima de la Pascua por todos los que habían regresado del cautiverio, por sus hermanos los sacerdotes y por sí mismos.
21 Los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio y todos los que se habían adherido a ellos, apartándose de la inmundicia de las naciones de la tierra, para buscar al SEÑOR Dios de Israel, comieron
22 y celebraron con regocijo durante siete días la fiesta de los Panes sin levadura, porque el SEÑOR les había dado alegría y había predispuesto hacia ellos el corazón del rey de Asiria, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, el Dios de Israel.
Todo esto nos muestra que, al dejar de construir el templo, Israel tuvo la culpa. Parece de Hageo ( Esdras 2:15 ) que no habían hecho ningún progreso en absoluto. El terror con que los adversarios habían inspirado a los judíos los había detenido. No tenían excusa para esto, ya que incluso el mandamiento del rey estaba de su parte. Lo que les faltaba era fe en Dios.
Hemos visto que, cuando había fe, se atrevían a edificar, aunque había un decreto en contra. El efecto de esta fe es dar lugar a un decreto en su favor, y eso incluso a través de la intervención de sus adversarios . Es bueno confiar en Dios. ¡Bendito sea su nombre lleno de gracia! Bajo la influencia de las profecías de Hageo y Zacarías, la casa fue terminada ( Esdras 6:15 ).
La gran gracia de Jehová en esto fue una verdadera ocasión de gozo. Los sacerdotes están puestos en sus divisiones, y los levitas en sus cursos, según la ley de Moisés, y encontramos más fidelidad que en los mejores días de los reyes (comparar Esdras 6:20 con 2 Crónicas 29:34 ).
Pero no sabemos nada de las ordenanzas de David, y se ve una deficiencia aún mayor en su celebración de la fiesta de la dedicación. Ellos guardaron la pascua, una prueba de que la redención del pueblo podía ser recordada en la tierra. ¡Feliz privilegio del resto restaurado! Muchos también se habían unido a ellos, separándose de la inmundicia de las naciones de la tierra. Jehová les había dado motivo de alegría; pero ya no descendía fuego del cielo para testificar la aceptación divina del sacrificio ofrecido por la dedicación de la casa.
Esta fue de hecho una diferencia negativa, pero de profundo significado. E incluso aquello que formaba el tema de su alegría traicionaba su condición. “Jehová había vuelto hacia ellos el corazón del rey de Asiria , para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, el Dios de Israel”. Fue una gran bondad y una gracia conmovedora de su parte. ¡Pero qué cambio!