Ezequiel 46:1-24
1 Así ha dicho el SEÑOR Dios: “La puerta del atrio interior que da al oriente estará cerrada los seis días de trabajo. Pero será abierta el día de sábado y también será abierta el día de luna nueva.
2 El gobernante entrará desde afuera por el vestíbulo de la puerta y se pondrá de pie junto a los postes de la puerta, mientras los sacerdotes presentan su holocausto y sus sacrificios de paz. Se postrará sobre el umbral de la puerta, y luego saldrá; pero la puerta no será cerrada sino hasta el anochecer.
3 Asimismo, el pueblo de la tierra se postrará delante del SEÑOR a la entrada de la puerta, tanto en los sábados como en las lunas nuevas.
4 “El holocausto que ofrecerá el gobernante al SEÑOR el día de sábado será de seis corderos sin defecto y un carnero sin defecto.
5 Proveerá como ofrenda vegetal veintidós kilos por cada carnero, y por los corderos una ofrenda vegetal que será según su voluntad. Y por cada veintidós kilos, tres y medio litros de aceite.
6 El día de la luna nueva proveerá un novillo sin defecto, seis corderos y un carnero; deberán ser sin defecto.
7 Proveerá como ofrenda vegetal veintidós kilos por novillo y otros veintidós kilos por carnero; pero con los corderos hará conforme a sus posibilidades. Y por cada veintidós kilos, tres y medio litros de aceite.
8 “Cuando el gobernante entre al templo, lo hará por la vía del vestíbulo de la puerta y saldrá por la misma vía.
9 Pero cuando el pueblo de la tierra entre a la presencia del SEÑOR en las solemnidades, el que entre a adorar por la puerta del norte saldrá por la puerta del sur, y el que entre por la puerta del sur saldrá por la puerta del norte. No volverá por la puerta por la cual entró, sino que saldrá por la del frente.
10 Cuando ellos entren, el gobernante entrará en medio de ellos; y cuando salgan, saldrá con ellos.
11 “En las fiestas y en las solemnidades, la ofrenda vegetal será de veintidós kilos por cada novillo y veintidós kilos por cada carnero; pero con los corderos hará según su voluntad. Y por cada veintidós kilos, tres y medio litro de aceite.
12 “Cuando el gobernante provea para el SEÑOR una ofrenda voluntaria, un holocausto o sacrificios de paz por su propia voluntad, le abrirán la puerta que da al oriente; y proveerá su holocausto y sus sacrificios de paz, como suele proveer en el día de sábado. Después saldrá; y cuando haya salido, cerrarán la puerta.
13 “Cada día ofrecerás al SEÑOR en holocausto un cordero de un año, sin defecto. Cada mañana lo ofrecerás.
14 Junto con él ofrecerás cada mañana una ofrenda vegetal de tres kilos y medio y de un litro de aceite, para humedecer la harina fina. Esta ofrenda vegetal es el sacrificio continuo al SEÑOR como estatuto perpetuo.
15 Ofrecerán, pues, el cordero, la ofrenda vegetal y el aceite cada mañana en holocausto continuo”.
16 Así ha dicho el SEÑOR Dios: “Si el gobernante da de su heredad un regalo a alguno de sus hijos, eso pertenecerá a sus hijos. Será posesión de ellos en herencia.
17 Pero si de su heredad da un regalo a alguno de sus siervos, será de este hasta el año del jubileo, y entonces volverá al poder del gobernante. Pero la herencia de este será para sus hijos; para ellos será.
18 El gobernante no tomará nada de la heredad del pueblo, despojándolo de su posesión. De su propia posesión dará heredad a sus hijos, para que los de mi pueblo no sean echados, cada uno de su posesión”.
19 Después me llevó, por la entrada que había al lado de la puerta, a las cámaras sagradas de los sacerdotes, las cuales daban al norte. Y he aquí que había allí un lugar al fondo, en el lado occidental.
20 Entonces me dijo: “Este es el lugar donde los sacerdotes cocinarán el sacrificio por la culpa y el sacrificio por el pecado. Allí cocerán la ofrenda vegetal, para no sacarla al atrio exterior, no sea que transmitan santidad al pueblo”.
21 Luego me sacó al atrio exterior y me hizo pasar por los cuatro ángulos del atrio, y he aquí que en cada ángulo había un patio.
22 En los cuatro ángulos del atrio había patios pequeños de veinte metros de largo y quince metros de ancho. Los cuatro ángulos tenían una misma medida.
23 Alrededor de los cuatro ángulos había un muro, y debajo de la hilera de piedras alrededor había fogones.
24 Y me dijo: “Estos son los lugares para cocinar, donde los servidores del templo cocinarán el sacrificio del pueblo”.
El siguiente comentario cubre los Capítulos 45 y 46.
Se les asigna la porción de los sacerdotes en la tierra, cercana a la del santuario. La porción de los levitas debía unirse a la de los sacerdotes, y luego venía la posesión de la ciudad y sus ejidos. Lo que quedaba de la anchura de la tierra era para el Príncipe y para la heredad de Sus hijos, a fin de que el pueblo no sufriera más la opresión. Todo el resto de la tierra era para el pueblo. También se hace provisión para las ofrendas diarias y para las del sábado. Las otras ofrendas designadas debían ser hechas por el Príncipe.
Algunos detalles requieren uno o dos comentarios. La purificación del santuario comienza el año. Ya no es una expiación al cabo de siete meses para quitar las impurezas que se han ido acumulando. El año se abre con una limpieza ya realizada. Después, para que todos tengan comunión con los sufrimientos del Cordero Pascual, el séptimo día del mes se hace una ofrenda por todo el que yerra, y por todo el que es sencillo ( Ezequiel 45:20 ).
Durante la fiesta ofrecieron siete bueyes en lugar de dos. El carácter de la adoración será perfecto. El sentido de la aceptación de Cristo como holocausto será perfecto en aquel día. Se omite la fiesta de Pentecostés, circunstancia de gran importancia, porque esta fiesta caracteriza nuestra posición actual. No es que el Espíritu no sea dado en el mundo venidero, cuando Cristo establezca Su reino. Pero este don no es el que, relacionándonos con un Cristo celestial y el Padre en ausencia de Cristo, caracteriza ese período como lo hace con el tiempo presente. Porque Cristo estará presente.
Hemos observado que el profeta ve todo desde un punto de vista relacionado con Israel. Así, el recuerdo de la redención, la pascua, la base de todo, y el disfrute del descanso celebrado en la fiesta de los tabernáculos, caracterizarán la posición de Israel ante Dios. Las dos fiestas se celebran en reconocimiento del valor total del holocausto presentado a Dios. Otra circunstancia que distingue la adoración de este día milenario es que las dos fiestas que son tipos de ese período están marcadas en la adoración: el sábado y la luna nueva, el descanso y el restablecimiento, Israel apareciendo de nuevo en el mundo.
La puerta interior del lado del este estaba abierta ese día, y el Príncipe adoraba en el mismo umbral de la puerta y el pueblo delante de la puerta (cap. 46). Los otros días estaba cerrado. Estaban así ante Jehová en la conciencia del descanso que Dios había dado a Israel y de Su gracia al manifestar de nuevo a Su pueblo en la luz. Sin embargo, sigue siendo cierto que ni el pueblo ni el Príncipe entraron dentro.
Aquellos que son los más bendecidos en la tierra en ese día de bendición nunca tendrán ese acceso a la presencia de Dios que tenemos, por el Espíritu, a través del velo. Pentecostés pertenece y se vincula con la rasgadura del velo; y nos permite andar con toda libertad en la luz, como Dios mismo está en la luz, habiendo entrado en el Lugar Santísimo por el camino nuevo y vivo que nos abrió a través del velo, es decir, de su carne. .
El Príncipe entró por la puerta exterior del lado del este, y salió por la misma puerta. En las fiestas solemnes, el pueblo entraba por la puerta del norte y salía por la puerta del sur, y el Príncipe en medio de ellos. Cuando entraba solo, como adorador voluntario, entraba y se retiraba de nuevo por la puerta oriental. Estas ordenanzas, al mismo tiempo que daban notable honor al Príncipe, en conexión con la gloria de Dios, quien le dio su lugar entre el pueblo, igualmente aseguraron lo que sigue ( Ezequiel 46:16-18 ) de las relaciones fraternales y benévolas entre él y él. el pueblo de Dios, y quitó todas las oportunidades de opresión.