Introducción a Jonás

El profeta Jonás nos da la oportunidad de aplicar su historia a muchos sentimientos que surgen en el corazón humano en todas las épocas. Su historia personal, la historia de un hombre que era recto en general, pero que no tuvo valor para seguir la voluntad de Dios con valentía, está tan entremezclada con su profecía que hace que esta aplicación individual sea fácil y natural. Sin embargo, la historia de Jonás es la de quien da testimonio de parte de Dios, más que la de un creyente en su vida ordinaria.

Es la historia del corazón humano, cuando se le ha encomendado el testimonio de Dios hacia el mundo, y la de los tratos soberanos y gubernamentales de Dios en relación con el funcionamiento de ese corazón. Es por esto que encontramos en la historia de Jonás un cuadro de la historia de los judíos en este sentido, e incluso en algunos aspectos de la del Mesías; solamente que este último entró en ella en gracia, y fue siempre perfecto en ella. Señalaré las características principales que el Espíritu de Dios se ha complacido en desarrollar en esta narración, por muy interesante que sea en este aspecto.

Es evidente que en esta profecía los eventos proféticos son sólo la ocasión y, por así decirlo, el marco de los grandes principios que fluyen de ellos; o más bien el acontecimiento profético. Porque la profecía se limita a la amenaza de la destrucción de Nínive en cuarenta días: una amenaza cuyo cumplimiento fue evitado por el arrepentimiento de esa ciudad. La historia de Jonás forma la parte principal del libro.

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