Jueces 12:1-15
1 Los hombres de Efraín fueron convocados, cruzaron hacia Zafón y dijeron a Jefté:
2 Jefté les respondió: — Yo, juntamente con mi pueblo, he tenido una gran contienda contra los hijos de Amón. Yo los convoqué, pero ustedes no me libraron de su mano.
3 Viendo, pues, que no me libraban, arriesgué mi vida y fui contra los hijos de Amón, y el SEÑOR los entregó en mi mano. ¿Por qué, pues, han subido hoy contra mí para combatir conmigo?
4 Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad y combatió contra Efraín. Y los hombres de Galaad derrotaron a Efraín, porque habían dicho: “Ustedes, los de Galaad, son unos fugitivos de Efraín que están en medio de Efraín y de Manasés”.
5 Luego los de Galaad tomaron los vados del Jordán a los de Efraín. Y sucedió que cuando alguno de los fugitivos de Efraín decía: “Déjenme cruzar”, los hombres de Galaad le preguntaban: “¿Eres tú efrateo?”. Si decía: “No”,
6 entonces le decían: “Por favor, di ‘Shibólet’”. Si él decía “Sibólet”, porque no lo podía pronunciar correctamente, entonces lo capturaban y lo degollaban junto a los vados del Jordán. En aquel tiempo perecieron cuarenta y dos mil de Efraín.
7 Jefté juzgó a Israel durante seis años. Luego murió Jefté el galaadita y fue sepultado en su ciudad, en Galaad.
8 Después de Jefté juzgó a Israel Ibzán, de Belén,
9 quien tenía treinta hijos y treinta hijas. A estas las casó con gente de fuera, y trajo de fuera treinta mujeres para sus hijos. Él juzgó a Israel durante siete años.
10 Entonces murió Ibzán y fue sepultado en Belén.
11 Después de él juzgó a Israel Elón el zabulonita, quien juzgó a Israel durante diez años.
12 Entonces murió Elón el zabulonita y fue sepultado en Ajalón, en la tierra de Zabulón.
13 Después de él juzgó a Israel Abdón hijo de Hilel, de Piratón.
14 Él tenía cuarenta hijos y treinta nietos que montaban setenta asnos. Juzgó a Israel durante ocho años.
15 Entonces murió Abdón hijo de Hilel, de Piratón, y fue sepultado en Piratón, en la tierra de Efraín, en el monte de Amalec.
El siguiente comentario cubre los capítulos 9, 10, 11 y 12.
Después de la muerte de Gedeón, vemos los resultados de esta distancia de Dios en las luchas internas que tuvieron lugar entre los hijos de Israel. Son ingratos con la casa de Gedeón, y estalla la guerra entre ellos por el caudillo que ellos enarbolan, y que en vez de pelear con los enemigos de Dios, sólo busca el dominio sobre el pueblo que ahora está en paz ( Jueces 9 ) .
El derrocamiento de los hombres de Siquem y de Abimelec es seguido por una paz temporal, después de la cual el pueblo vuelve a caer en su iniquidad idólatra, y Jehová los vende en manos de las naciones a cuyos dioses sirven. Muy angustiados por sus enemigos, los hijos de Israel claman a Jehová, quien los reprocha por su conducta pasada y los envía de regreso a los dioses que habían estado adorando. Entonces el pueblo quitó a los dioses extraños de en medio de ellos. Jehová es movido a compasión ( Jueces 10 ).
Israel, sin jefe, recurre al capitán de una tropa de "hombres vanos", y promete obedecerle si se pone a la cabeza. Jefté consiente. Pero aunque esto fue una liberación, vemos en todo esto cuán profundamente había caído Israel. Jefté mismo sufre cruelmente por su voto precipitado; y, además, cuando el orgullo de los efraimitas los llevó a quejarse de que no habían sido tratados con el debido respeto, la calma y la sabiduría de alguien que conocía a Jehová como lo hizo Gedeón, no se encontraron en Jefté.
¡Qué diferencia entre estos días y los de Josué! Dios multiplica Sus liberaciones; pero esto no tiene efecto en la incredulidad del pueblo, y su condición sigue empeorando cada vez más ( Jueces 11:12 ).
Después de Jefté, Israel vuelve a disfrutar de un intervalo de paz bajo la dirección de varios jueces que Dios suscita. Pero pronto vuelven a su curso anterior de pecado, y Jehová los entrega en manos de los filisteos. La historia de Sansón nos da el comienzo de la relación de Israel con estos enemigos acérrimos, que sólo cesó cuando David los hubo subyugado. Los filisteos en este período estaban en el apogeo de su poder. Pero lo importante aquí es la historia de Sansón (Jueces 13-16).