1 Canto de ascenso graduala. De David. Yo me alegré con los que me decían: “¡Vayamos a la casa del SEÑOR!”.
2Ya se posan nuestros pies ante tus puertas, oh Jerusalén.
3¡Oh Jerusalén, que ha sido edificada como una ciudad toda compacta!
4Allá suben las tribus, las tribus del SEÑOR, las congregaciones de Israel, para alabar el nombre del SEÑOR.
5Porque allá están los tronos para el juicio, los tronos de la casa de David.
6Pidan por la paz de Jerusalén: “Vivan tranquilos los que te aman.
7Haya paz dentro de tus murallas y tranquilidad en tus palacios”.
8Por causa de mis hermanos y de mis amigos, diré yo: “Haya paz en ti”.
9Por causa de la casa del SEÑOR nuestro Dios, imploraré por tu bien.
Salmo 122 celebra Jerusalén. El santo se alegra de ir allí. Las tribus van allí; los tronos de juicio, de la casa de David, están allí. Sus hermanos y compañeros y la casa de Jehová, el Dios de Israel, su Dios, hicieron que su corazón se apegara a ella. Es una restauración de las asociaciones con Jerusalén, recordando las antiguas y estableciendo las nuevas.