1 Salmo de David. Te doy gracias con todo mi corazón; delante de los dioses te cantaré salmos.
2Me postro hacia tu santo templo y doy gracias a tu nombre por tu misericordia y tu verdad, porque has engrandecido tu nombre y tu palabra sobre todas las cosas.
3El día que clamé, me respondiste; mucho valor infundiste a mi alma.
4Oh SEÑOR, todos los reyes de la tierra te alabarán cuando escuchen los dichos de tu boca.
5Cantarán acerca de los caminos del SEÑOR pues grande es la gloria del SEÑOR.
6Aunque el SEÑOR es sublime, mira al humilde; pero al altivo lo reconoce de lejos.
7Aunque yo camine en medio de la angustia, tú me preservarás la vida. Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano y me salvará tu diestra.
8El SEÑOR cumplirá su propósito en mí. Oh SEÑOR, tu misericordia es para siempre; no desampares la obra de tus manos.
Salmo 138 da el fundamento de la fe a la palabra de Dios; y ahora el piadoso se vuelve a reconocerlo en adoración; y cuando esa palabra llegue a los reyes de la tierra, se volverán y alabarán a Jehová y cantarán en sus caminos. Su verdad tampoco lo es todo. Aunque tan alto, tiene respeto por los humildes; Él revive, protege y perfecciona todo lo que concierne a los creyentes justos. "Su misericordia es para siempre".