1 Al músico principal. Con Neguinot. Salmo de David. ¡Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia! Tú que en la angustia ensanchaste mi camino, ten misericordia de mí y oye mi oración.
2Oh hijos del hombre, ¿hasta cuándo convertirán mi honra en infamia, amarán la vanidad y buscarán el engaño? Selah
3Sepan que el SEÑOR ha apartado al piadoso para sí; el SEÑOR oirá cuando yo clame a él.
4Tiemblen y no pequen. Reflexionen en su corazón sobre su cama y estén en silencio. Selah
5Ofrezcan sacrificios de justicia y confíen en el SEÑOR.
6Muchos dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?”. Haz brillar sobre nosotros, oh SEÑOR, la luz de tu rostro.
7Tú has dado tal alegría a mi corazón que sobrepasa a la alegría que ellos tienen con motivo de su siega y de su vendimia.
8En paz me acostaré y dormiré; porque solo tú, oh SEÑOR, me haces vivir seguro.
Salmo 4 difiere en este respecto de Salmo 3 , del cual veremos otros ejemplos, que no es simple confianza, sino que apela a la justicia contra los hijos de los hombres, que tornan toda la gloria que pertenece al pueblo de Jehová, y especialmente a su rey, en vergüenza; pero Jehová ha escogido a los piadosos.
La luz del rostro de Jehová es su recurso. En Salmo 3:4 y Salmo 4:1 se hace referencia a la misericordia experimentada de Jehová.