Cuando llegó a Jerusalén trató de ponerse en contacto con los discípulos. Todos le tenían miedo porque no creían que fuera un discípulo. Pero Bernabé lo tomó y lo llevó a los apóstoles y les contó la historia de cómo en el camino había visto al Señor y que había hablado con él, y que en Damasco había hablado con denuedo en el nombre de Jesús. Entraba y salía con ellos en Jerusalén, hablando con denuedo en el nombre del Señor. Habló y debatió con los judíos de habla griega, pero intentaron asesinarlo. Cuando los hermanos supieron esto, lo llevaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.

Así la Iglesia en toda Judea y Galilea y Samaria disfrutó de paz mientras se edificaba; y, andando en el temor del Señor y en el consuelo del Espíritu Santo, fue aumentando constantemente.

Cuando Pablo llegó a Jerusalén se encontró a sí mismo considerado con la más grave sospecha. ¿Cómo podría ser de otra manera? Fue en esa misma ciudad donde hizo estragos en la Iglesia y arrastró a hombres y mujeres a la cárcel. Hemos visto cómo en momentos cruciales de su carrera, ciertas personas fueron fundamentales para ganar a Pablo para la Iglesia. Primero, la Iglesia le debía a Pablo la oración de Esteban. Entonces la Iglesia le debía a Pablo al espíritu perdonador de Ananías. Ahora vemos que la Iglesia le debe a Pablo la generosa caridad de Bernabé. Cuando todos los demás se alejaban de él, Bernabé lo tomó de la mano y lo apadrinó.

Por esta acción, Bernabé se mostró como un verdadero cristiano.

(i) Era un hombre que insistía en creer lo mejor de los demás. Cuando otros sospecharon que Pablo era un espía, Bernabé insistió en creer que era genuino. El mundo está dividido en gran medida entre los que piensan lo mejor de los demás y los que piensan lo peor; y es uno de los hechos curiosos de la vida que normalmente vemos nuestro propio reflejo en los demás y los convertimos en lo que creemos que son. Si insistimos en mirar a un hombre con recelo, acabaremos haciéndole hacer cosas sospechosas.

Si insistimos en creer en un hombre, terminaremos obligándolo a justificar esa creencia. Como dijo el mismo Pablo: "El amor no piensa en el mal". Nadie creía en los hombres como Jesús y al discípulo le debería bastar ser como su Señor.

(ii) Era un hombre que nunca tuvo en su contra el pasado de nadie. Ocurre con tanta frecuencia que debido a que un hombre una vez cometió un error, es condenado para siempre. Es la gran característica del corazón de Dios que no ha tenido en cuenta nuestros pecados pasados ​​contra nosotros; y nunca debemos condenar a un hombre porque una vez fracasó.

En este pasaje vemos a Pablo tomando una acción característica; disputó con los judíos de habla griega. Stephen había sido uno de estos helenistas; y con toda probabilidad Pablo fue a las mismas sinagogas donde una vez se había opuesto a Esteban para testificar el hecho de que su vida había cambiado.

Aquí nuevamente vemos a Pablo en peligro de muerte. Para él, la vida se había convertido en una cosa de escapes del tamaño de un cabello. Fue sacado de Jerusalén de contrabando a Cesarea y de allí a Tarso. Una vez más sigue la política consecuente de su vida, pues regresa a su ciudad natal para decirles que es un hombre cambiado y que quien lo cambió es Jesucristo.

LOS HECHOS DE PEDRO ( Hechos 9:32-43 )

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