3 Porque esto es bueno y aceptable ante Dios. Después de haber enseñado que lo que ordenó es útil, ahora presenta un argumento más fuerte: que agrada a Dios; porque cuando sabemos cuál es su voluntad, esto debería tener la fuerza de todas las razones posibles. Por bueno quiere decir lo que es correcto y lícito; y, dado que la voluntad de Dios es la regla por la cual todos nuestros deberes deben ser regulados, él prueba que es correcto porque agrada a Dios.

Este pasaje es muy digno de observación; y, primero, extraemos de ella la doctrina general, que la verdadera regla para actuar bien y adecuadamente es mirar a la voluntad de Dios, y no emprender nada más que lo que él aprueba. A continuación, también se establece una regla para la oración piadosa, que debemos seguir a Dios como nuestro líder, y que toda nuestra oración debe estar regulada por su voluntad y orden. Si se hubiera permitido la debida fuerza a este argumento, las oraciones de los papistas, en la actualidad, no habrían abundado con tantas corrupciones. Porque, ¿cómo probarán que tienen la autoridad de Dios para recurrir a los muertos como sus intercesores, o para orar por los muertos? En resumen, en toda su forma de oración, ¿qué pueden señalar que sea agradable a Dios?

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