10. Si hay entre ustedes. Enumera dos tipos de contaminación, por lo que los israelitas pueden saber lo que se entiende por mantenerse alejados de la "cosa malvada". Primero, declara que es inmundo, y expulsa del campamento a aquellos que pudieron haber tenido un sueño sucio, hasta que se hayan lavado por la noche. En segundo lugar, les prohíbe contaminar el campamento con lo que pasa de las entrañas; y no solo esto, sino que, aun cuando hayan salido del campamento, les ordena que entierren sus excrementos debajo de la tierra, para que no aparezca suciedad. Sin embargo, es probable que, por sinécdoque, se haga referencia a todo lo que hizo a los hombres inmundos y contaminados. Pero Moisés, al hablar de los soldados, consideró que era suficiente decirles brevemente que, aunque podrían estar ocupados con la guerra, la limpieza aún debe ser atendida. Por "lo que ocurre en la noche", todos están de acuerdo en comprender un flujo de semen; de donde inferimos cuán grande es la impureza que contamina a un hombre, ya que la impureza se contrae incluso de los sueños sucios. En cuanto a la segunda parte, algunos desean parecer rápidos e inteligentes atacando a Moisés, porque él ha introducido entre los preceptos de la santidad, que ninguno debe aliviar sus intestinos en el campamento. ¡Por cierto, dicen, el olor puede ofender las fosas nasales de Dios! Pero su petulancia tonta es fácilmente refutada; porque Dios, con tales rudimentos, mantendría a su pueblo antiguo en el camino del deber, para que la libertad, incluso en las cosas más insignificantes, los condujera a la audacia. Si se les hubiera permitido contaminar todas las partes del campamento, la gente se habría endurecido contra la inmundicia de todo tipo. Por lo tanto, fueron retenidos por esta rienda, para que pudieran aplicar más seriamente sus mentes a la integridad espiritual. También se equivocan al suponer que se trata de una precaución sanitaria, no sea que el olor produzca enfermedades y sea perjudicial para su salud corporal. Pues Moisés declara claramente que no solo tenía en cuenta lo que era sano, o incluso lo que era decente a los ojos de los hombres; sino que acostumbraría a la gente a aborrecer la inmundicia y mantenerse pura y sin contaminación, porque agrega que Dios presidió en el campamento para protegerlos del poder y los ataques de sus enemigos; y que deberían temer, si no contaminan el campamento, se ofendería con su inmundicia y los abandonaría. En resumen, cuando necesitan la ayuda de Dios y están en guerra contra sus enemigos, la búsqueda de la santidad no debe omitirse ni descuidarse ni siquiera en medio de las armas.

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