20. Dando las gracias siempre. Quiere decir que este es un placer que nunca debe perder su gusto; que este es un ejercicio del que nunca debemos cansarnos. Los innumerables beneficios que recibimos de Dios producen una nueva causa de alegría y acción de gracias. Al mismo tiempo, les recuerda a los creyentes que discutirá la pereza impía y vergonzosa, si no siempre dan gracias, si toda su vida no se gastará en el estudio y el ejercicio de alabar a Dios.

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