22. Entonces Moisés trajo. Moisés ahora relata que, desde el momento de su paso por el mar, habían estado sufriendo durante tres días por la falta de agua, que lo primero que descubrieron fue amargo, y de ahí que se le dio el nombre al lugar. De hecho, esto no fue una tentación ligera, sufrir sed durante tres días en una tierra seca, y ningún lugar donde encontrar alivio o remedio. No es de extrañar, entonces, que deberían haber gruñido de ansiedad; pero el dolor, cuando está lleno de contumacia, no merece perdón. En tal emergencia, deberían haber dirigido sus oraciones a Dios; mientras que no solo descuidaron orar, sino que atacaron violentamente a Moisés y le exigieron la bebida que sabían que solo Dios podía darles. Pero debido a que aún no habían aprendido a confiar en Él, no acuden a él en busca de ayuda, excepto al ordenarle imperiosamente, en la persona de Su siervo, que obedezca sus deseos; para este interrogatorio, "¿Qué beberemos?" es tanto como decir: "Arregle con Dios para que nos provea de bebida". Pero no se dirigen directamente a Dios, de cuya ayuda sienten que necesitan, porque la incredulidad siempre es orgullosa.

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