28. Y será de Aaron. Para que no se perjudique la dignidad de las ofrendas sagradas, que se llaman la santidad del Señor, los extraños tienen prohibido participar de ellas; porque si se hubiera permitido que todos los tocaran y comieran, no habría distinción entre ellos y la comida ordinaria. De la porción de los sacerdotes, algunas partes eran comunes a todas sus familias; pero las partes sagradas fueron exceptuadas, con la intención de que en este caso particular se pudiera inculcar la reverencia debida a todos. La referencia al lugar tiene el mismo objeto, ya que no era lícito comer lo que era sagrado dentro de las paredes de sus casas, para poder distinguirlo de su comida común y corriente. Por la misma razón, lo que quedaba de él debía ser quemado, para que, si la carne se volvía rancia, o el pan se enmohecía, su mal sabor y su aspecto sucio podrían restarle algo a la dignidad de las cosas santas; porque la debilidad de los pueblos antiguos tenía necesidad de rudimentos infantiles, que aún podrían tender a elevar las mentes de los piadosos a las cosas de arriba. Este era el objeto de todas estas cosas, que ninguna corrupción debería arrastrarse y contaminar o hacer despreciable el servicio de Dios.

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