Comentario Biblico de Juan Calvino
Éxodo 32:15
15. Y Moisés se volvió y bajó del monte Moisés por orden de Dios para ser un espectador de esta rebelión perversa, que la magnitud del acto podría despertarlo más tanto para disgustar y detestar el crimen, como para tratar de encontrar un remedio para él. Aunque, sin embargo, Dios había pronunciado una sentencia de rechazo contra el pueblo, todavía deja las mesas que testificaron del pacto intactas en las manos de Moisés, no que deseara que permanecieran enteras, como veremos pronto, sino que primero el Verlos, y luego romperlos, podría inspirar a los apóstatas con mayor horror, cuya locura los habría aturdido.
Se ha visto por qué la Ley se dividió en dos tablas, a saber, porque primero establece la piedad y la adoración a Dios; y, en segundo lugar, prescribe la regla de la vida justa entre el hombre y el hombre, y nos instruye en los mutuos oficios de la caridad. Sin duda fue en el testimonio de la perfección de su doctrina que fueron escritos en ambos lados. Posteriormente se agregó una revelación más completa; pero Dios habría entendido claramente que había abrazado todo en diez mandamientos, de modo que no era lícito agregar nada; y, (339) por lo tanto, para que los hombres no anexen nada de sus propios inventos, Dios llenó ambos lados, de modo que nada quedó sin escribir. Además, las tablas se llaman "la obra de Dios", porque él las había preparado con el propósito de escribirlas. Por lo tanto, se distinguen de los que vinieron después, en los cuales, aunque Dios inscribió su Ley, Él quiso que las piedras fueran talladas y modeladas por la mano y la mano de obra de los hombres. La suma es que no solo fueron los diez mandamientos escritos por Dios en las primeras tablas, sino que no había nada humano en el diseño de las piedras; y si se pregunta cómo se grabaron las piedras y cómo se formaron las letras sobre ellas, Moisés, de hecho, responde por similitud, que fue hecho por el dedo de Dios, lo que significa su poder secreto; porque el que creó el mundo de la nada por su más volición (nutu,) puede, con la misma palabra, convertir a todas las criaturas a su propio uso de la forma que quiera.