8. Se han desviado rápidamente del camino. Una transgresión tan rápida, como he dicho, agrava su crimen. Entonces Dios declara la naturaleza de su corrupción, que han adorado a un becerro fundido, es decir, el trabajo de sus propias manos. Pero debe observarse que lo que habían presentado como una coloración para su impiedad es el último, como el clímax de su pecado; porque, cuando dijeron que estos eran sus dioses que los habían criado, su objetivo era presentar una excusa legítima, como si no estuvieran alejándose de la adoración del Dios verdadero y de su Libertador, sino que más bien era un evidencia de su celo más ferviente, de que deberían caer como adoradores ante el becerro en honor de Él. Pero Dios les responde esto, y se queja de la gran indignidad que se le impuso, cuando la imagen muerta de un ternero fue sustituida en el lugar de Su gloria.

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