1. Entonces el Señor le dijo a Moisés. Moisés no era digno de recibir una respuesta tan amable y gentil de parte de Dios; pero el Padre de toda bondad de Su infinita misericordia perdonó los pecados de Moisés y del pueblo, para poder efectuar la liberación que había determinado. Sin embargo, no aduce nada nuevo, pero repite y confirma su declaración anterior de que Faraón no obedecería hasta que se lo obligara a hacerlo. La expresión, "verás", es una réplica tácita de su impaciencia inmoderada, al no esperar el resultado de la promesa. Luego se agrega la razón por la cual Dios no está dispuesto a que su pueblo sea despedido espontáneamente por el tirano, a saber, porque deseaba que la obra de su liberación fuera visible. Debemos remarcar la fuerza de las palabras "expulsarlos"; como si hubiera dicho que cuando Faraón había sido sometido y derrotado en la competencia, no solo consentiría, sino que consideraría una gran bendición que la gente se fuera lo más rápido posible. La suma es que él, que hoy se niega a dejarte partir, no solo te liberará, sino que incluso te expulsará de su reino.

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