Él confirma la última oración, a saber, que los falsos profetas serían un hazmerreír para todos cuando sus profecías y adivinaciones se convirtieran en nada, ya que el evento los mostraría mentirosos. Porque cuando la ciudad fue tomada, parecía que eran los ministros del engaño del diablo, porque fueron entrenados en maldad y audacia cuando pronunciaron el nombre de Dios. Ahora el Profeta enseña que surgiría un proverbio común cuando cayera el muro; porque al decirles, no se les dirá, significa que su necedad y vanidad quedarían completamente expuestas, de modo que este proverbio debería ser corriente en todas partes: ¿dónde está el embadurnamiento con el que lo embadurnaste? Sigue -

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