Él inculca lo que hemos visto antes, aunque esta oración concuerda con el último verso. Había dicho que la ira de Dios debería estar sobre toda la gente; ahora muestra que ninguno estaba a salvo cuando Dios extendió su mano para vengar sus pecados. Ahora dice que tenía en la mano una espada, peste y hambre. Si salieron al campo, dice él, una espada los encontrará; si permanecen en casa en la ciudad, la peste y el hambre los consumirán allí; como si dijera, Dios podría traer varios tipos de destrucción de diferentes partes, porque él armará a enemigos extranjeros, quienes devastarán toda la tierra; y si estos enemigos estaban en reposo, pero había otros, hambruna y pestilencia. Aquí él significa que, aunque los israelitas cerraron sus casas y deseaban y se esforzaban por expulsar todo lo que fuera perjudicial, la ira de Dios podría penetrar en todos los escondites. Sigue -

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