9. Por eso se llamó Babel. ¡Ved lo que obtuvieron por su ambición insensata de adquirir un nombre! Esperaban que un memorial eterno de su origen fuera grabado en la torre; Dios no solo frustra su vana expectativa, sino que los marca con una vergüenza eterna para hacerlos execrables a toda la posteridad, por el gran mal infligido a la raza humana, por su culpa. Obtienen, en efecto, un nombre, pero no como hubieran elegido: así es como Dios arroja con desprecio el orgullo de aquellos que se atribuyen honores a los que no tienen derecho. Aquí también se refuta el error de aquellos que derivan el origen de Babel de Júpiter Belus.(331)

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