17. Entonces Jacob se levantó. Moisés relata de manera más detallada la partida de Jacob más adelante, pero ahora solo menciona brevemente que "se levantó", con lo cual quiere decir que, tan pronto como pudo obtener el consentimiento de sus esposas para ir con él, no cedió ante ningún otro obstáculo. Aquí se muestra la fuerza y constancia viril de su mente. Moisés deja muchas cosas para que sus lectores las reflexionen, especialmente ese período intermedio durante el cual el hombre santo, sin duda, estaba agitado por una multiplicidad de preocupaciones. Había creído que su exilio de su hogar sería solo por poco tiempo; pero privado de ver a sus padres y su tierra natal durante veinte años, sufrió muchas cosas tan severas y amargas que la resistencia a ellas podría haberlo endurecido o, al menos, lo habría oprimido hasta consumirle el resto de su vida. Ya se acercaba a la vejez, y la frialdad de la vejez produce lentitud. Sin embargo, la huida que estaba preparando no estaba libre de peligros. Por lo tanto, era necesario que estuviera armado con el espíritu de fortaleza, para que la energía y el entusiasmo de los que habla Moisés lo llevaran a apresurar sus pasos. Y dado que leemos que la partida del hombre santo se llevó a cabo furtivamente y estuvo marcada por el descrédito, aprendamos que, cada vez que Dios nos humilla, volvamos nuestra mente a ejemplos como este.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad