8. De bestias limpias. Moisés ahora explica, lo que antes era dudoso, de qué manera los animales fueron reunidos en el arca, y dice que vinieron por su propia voluntad. Si esto parece absurdo para alguien, que recuerde lo que se dijo antes, que al principio toda clase de animales se presentó ante Adán, para que él les diera nombres. Y, en verdad, tememos la vista de las bestias salvajes por ninguna otra causa que no sea esta, que al haber sacudido el yugo de Dios, hemos perdido esa autoridad sobre ellos con la que Adán fue dotado. Ahora bien, fue una especie de restauración del estado anterior de las cosas cuando Dios llevó a Noé aquellos animales que pretendía preservar a través del trabajo y servicio de Noé. Porque Noé retuvo a los animales salvajes en su arca, de la misma manera en que se preservan las gallinas y gansos en un corral. Y no es superfluo agregar que los propios animales vinieron, como Dios le había instruido a Noé; porque muestra que la bendición de Dios reposaba en la obediencia de Noé, para que su trabajo no fuera en vano. Era imposible, hablando humanamente, que en un momento se produjera una reunión de todos los animales; pero como Noé, confiando simplemente en el evento con Dios, ejecutó lo que se le había ordenado; Dios, a cambio, dio poder a su propio precepto, para que no fuera sin efecto. Propiamente hablando, esto fue una promesa de Dios anexa a sus mandamientos. Y, por lo tanto, debemos concluir que la fe de Noé valió más que todas las trampas y redes para la captura de animales; y que, por la misma puerta, leones, lobos y tigres entraron mansamente, junto con bueyes y corderos, en el arca. Y este es el único método por el cual podemos superar todas las dificultades; mientras estamos persuadidos de que lo que es imposible para nosotros es fácil para Dios, derivamos aliento de la esperanza. Se ha mencionado antes que los animales entraron por pares. También hemos relatado las diferentes opiniones de los intérpretes sobre el mes en que ocurrió el diluvio. Dado que los hebreos comienzan su año en asuntos sagrados desde marzo, pero en asuntos terrenales desde septiembre; o, lo que es lo mismo, ya que los dos equinoccios forman con ellos un doble comienzo del año, algunos piensan que aquí se hace referencia al año sagrado, y otros al político. Pero como el anterior método de contar los años fue divinamente designado, y también es más conforme a la naturaleza, parece probable que el diluvio comenzó alrededor de la época de primavera.

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