19. Porque la Ley no hizo nada perfecto, etc. Como había hablado con bastante dureza de la Ley, ahora mitiga o, por así decirlo, corrige esa aspereza; porque él le concede alguna utilidad, ya que le ha señalado el camino que conduce a la salvación. Sin embargo, era de un tipo tal que estaba muy por debajo de la perfección. El apóstol razona así: la ley fue solo un comienzo; entonces algo más perfecto era necesariamente, a seguir; porque no es apropiado que los hijos de Dios siempre continúen en elementos infantiles. Con la palabra traer o introducción, se refiere a una cierta preparación hecha por la Ley, ya que a los niños se les enseña en aquellos elementos que allanan el camino hacia lo que es más elevado. Pero como la preposición ἐπὶ denota una consecuencia, cuando una cosa sigue a otra; debería, como creo, expresarse de esta manera, "pero agregado fue una introducción a una mejor esperanza". Pues él menciona dos introducciones, según mi punto de vista; el primero por Melchisedec como tipo; y el segundo por la Ley, que llegó más tarde. Además, por ley, designa el sacerdocio levítico, que fue reemplazado al sacerdocio de Melquisedec.

Por una mejor esperanza se debe entender la condición de los fieles bajo el reinado de Cristo; pero tenía a la vista a los padres, que no podían estar satisfechos con el estado en que se encontraban entonces, sino que aspiraban a cosas superiores. De ahí ese dicho: "Muchos reyes y profetas deseaban ver las cosas que ustedes veían". (Lucas 10:24.) Por lo tanto, fueron guiados por la ley como maestros de escuela, para que pudieran avanzar más. (123)

Por lo cual nos acercamos, etc. Debe entenderse aquí un contraste implícito entre nosotros y los padres; porque en honor y privilegio los superamos, ya que Dios nos ha comunicado un conocimiento completo de sí mismo, pero él se les apareció como lejos y de manera oscura. Y aquí hay una alusión al tabernáculo o al templo; porque la gente estaba lejos en la corte, ni había acceso más cercano al santuario abierto a nadie excepto a los sacerdotes; y en el santuario interior solo entraba el sumo sacerdote; pero ahora, cuando se retira el tabernáculo, Dios nos admite en un enfoque familiar hacia sí mismo, que los padres no tenían permitido tener. Entonces, el que todavía se aferra a las sombras de la Ley, o busca restaurarlas, no solo oscurece la gloria de Cristo, sino que también nos priva de un beneficio inmenso; porque él pone a Dios a una gran distancia de nosotros, para acercarse a quien el Evangelio nos otorga una libertad. Y quien continúa en la Ley, a sabiendas y voluntariamente se priva del privilegio de acercarse a Dios.

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