5. Ahora envíe a Joppa. Dios trató más favorablemente con Cornelio, en el sentido de que no le ordena que se vaya solo, sino que envía mensajeros a Pedro, para que pueda quedarse en silencio en casa, y que Pedro pueda soportar el arduo viaje por su bien. Pero no nos preguntemos si Cornelio fue manejado con tanta cortesía, ya que Dios empuja diariamente a los ministros de su palabra sobre la falta de voluntad; para que parezca estar de acuerdo con aquellos que no lo buscan, como dice Isaías (Isaías 65:1). Pero ¿por qué el ángel no le enseña más? (665) Para esto parece un inconveniente (666) cosa a la que le asigna su oficina un hombre mortal; porque el oráculo debería haber tenido mayor autoridad que cuando un hombre mortal le predica el evangelio. Como cuando Cristo se le apareció a Pablo por una visión, él, a pesar de todo, le pidió a Ananías que le enseñara, para que, con ese ejemplo, pudiera establecer el ministerio de la predicación del evangelio, el cual se comprometió con su Iglesia; así que ahora el ángel da lugar a Pedro, para que pueda ejecutar el oficio que le fue encomendado por Cristo. Por lo tanto, cualquiera que sea el discípulo de Cristo, y sea iluminado por la luz (celestial) de la sabiduría celestial, no renuncie a usar la atención y la docilidad hacia la voz externa de los hombres, que Cristo usa como instrumento, y por lo cual él tendrá nuestra fe anexada. Y vemos cuán dolorido ha castigado Dios su furioso orgullo, quienes, según la predicación, han buscado (667) revelaciones del cielo. Ya que Dios será escuchado en los hombres, los ministros a quienes les ha dado su palabra (668) no pueden ser condenados sin desprecio y reproche hacia él. Sin embargo, confieso que los espíritus deben ser probados, (1 Juan 4:1), que no escuchamos sin elección a cualquiera que finja que son ministros de Cristo. Pero debido a que la fe viene al escuchar, (Romanos 10:17), ningún hombre alcanzará lo que rechazará y despreciará la palabra cuando se predica,

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