27. Cuando Bernabé lo había llevado. Mientras que los discípulos huyeron tan rápido de Pablo, eso fue, por casualidad, un punto de temor demasiado grande, (621) y aun así él no habla de nada común , pero de los apóstoles mismos. Pero él atenúa o aligera su culpa, porque sospechaban de él por causas justas, a quienes habían encontrado e intentaron (622) como un enemigo tan mortal; y, era de temer, para que no se pusieran en peligro precipitadamente si hubieran demostrado ser tan fáciles de suplicar. Por lo tanto, creo que no se les debe culpar por ese miedo que concibieron por una causa justa, o que merecen ser acusados ​​por lo mismo. Porque si hubieran sido llamados a dar cuenta de su fe, habrían provocado (623) no solo a Paul, sino también a todas las furias del infierno, sin temor. De donde deducimos que cada temor no debe ser condenado, sino que nos hace apartarnos de nuestro deber. La narración que Lucas agrega puede referirse tanto a la persona de Bernabé como a la de Pablo. Sin embargo, creo que Pablo declara a los apóstoles lo que le sucedió; y, sin embargo, el discurso puede aplicarse bien a Bernabé, especialmente cuando se menciona la audacia de Pablo.

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