19. Estas dos cosas te han sucedido. Casi lo mismo ya se afirmó con respecto a Babilonia,

"Estas dos cosas te sucederán repentinamente en un día, sin hijos y viudez". (Isaías 47:9.)

Pero aquí Isaías promete a la Iglesia que eventualmente habrá un problema diferente; porque el Señor la rescatará del abismo más profundo. Amenaza la miseria extrema, que los creyentes puedan ceñirse a sí mismos por la paciencia, y no dejar de enviar oraciones y súplicas hacia arriba desde la profundidad de sus angustias. El significado general es que la Iglesia estará cargada de aflicciones de todo tipo, de modo que parezca estar al borde de la ruina total; porque desde afuera soportará calamidades muy pesadas, y desde adentro no obtendrá ayuda ni simpatía de sus propios hijos. Estos son dos males muy dolorosos que el Profeta relata. Pero parece que la división no era del todo apropiada; porque, después de haber relacionado un mal, que no hay quien la lamente, enumera cuatro tipos:

Desolación y destrucción, y la espada y el hambre. Algunos explican que significa que la Iglesia es visitada por la hambruna interna y acosada por enemigos externos. Pero lo interpreto de manera diferente, como ya lo he insinuado; porque es muy habitual entre los escritores hebreos hacer una pregunta, cuando desean negar absolutamente algo; y entre ellos es elegante, aunque en autores griegos o latinos sería ingrato. Por lo tanto, Isaías describe "dos males", uno externo, porque tanto por las devastaciones de la "guerra" como por el "hambre" serán llevados al borde de la "destrucción" y la "desolación", que él describe por estas cuatro clases; y otro interno, porque ella está privada de consuelo, y "no hay nadie que la lamente". Al hacer la pregunta, "¿Quién la lamentará?" él afirma que ella no tendrá consuelo; y este versículo concuerda con el primero, en el que ya hemos explicado el diseño que el Profeta tiene en mente, al describir esta condición sumamente calamitosa y miserable de la Iglesia.

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