Jeremías continúa con el tema que comenzamos a explicar en la última conferencia. Antes había profetizado acerca de los juicios de Dios, que estaban cerca de muchas naciones, y que se referían a casi todos los países cercanos y conocidos por los judíos, y a algunos que estaban lejos. La sustancia de lo que se ha dicho es que Dios, que durante mucho tiempo había evitado la maldad de los hombres, ahora se convertiría en un vengador, de modo que podría parecer abiertamente que, aunque había diferido el castigo, no permitiría que los impíos escaparan. , ya que en el momento y la temporada adecuados se les llamaría a rendir cuentas.

Con el mismo propósito es lo que agrega aquí, saldrá el mal de nación en nación. La explicación de algunos es que una nación haría la guerra a otra, y que así se destruirían a sí mismos mediante conflictos mutuos; y este significado puede ser admitido. Sin embargo, me parece que el Profeta significaba otra cosa, incluso que la venganza de Dios avanzaría como un contagio a través de todas las tierras. Y de acuerdo con este punto de vista, agrega una metáfora, o el símil de una tormenta, o una tempestad, o un torbellino; porque cuando surge una tempestad, no se limita a una sola región, sino que se extiende por todas partes. Así que el Profeta ahora muestra que, aunque Dios no castigaría a todas las naciones en un momento dado, sería eventualmente el juez de todos, ya que pasaría a lo largo y ancho como una tormenta. Entonces, interpreto el pasaje, no que las naciones pelearían entre sí, sino que cuando Dios había ejecutado su juicio sobre una nación, luego avanzaría a otra, de modo que no terminaría hasta que hubiera completado lo que Jeremías había predicho.

Y este punto de vista parece aún más evidente a partir de la segunda cláusula del versículo, ya que esto no se puede explicar de las guerras intestinales, se levantará una tempestad desde los lados de la tierra. Por lo tanto, vemos que el significado es que Dios no se cansaría después habiendo comenzado a convocar a los hombres para juzgar, pero incluiría a los más remotos, que se creían fuera del alcance del peligro. Como cuando sube una tempestad, parece amenazar solo una pequeña porción del país, pero pronto se extiende y cubre todo el cielo; así también Dios dice que su venganza vendría de los lados de la tierra, es decir, de los lugares más remotos, de modo que ninguna distancia impediría la realización de lo que había predicho su siervo.

Pero esto también puede acomodarse a nuestro caso; porque cada vez que vemos que esta o aquella nación está afectada por alguna calamidad, debemos recordar esta verdad, que Dios nos advierte razonablemente, que no debemos abusar de su paciencia, sino anticiparlo antes de que su flagelo pase de algún lado de la tierra a nosotros. En resumen, tan pronto como Dios manifieste cualquier signo de su ira, se nos debe ocurrir instantáneamente, que puede extenderse en un momento a través de todas las extremidades de la tierra, para que ningún rincón esté exento. Porque si él da a conocer su poder en el torbellino o la tormenta, ¿cómo será, cuando haga una manifestación más completa y cercana de su juicio, al extender su mano como si fuera visible? Esto, entonces, es la importancia de este verso. Luego sigue, -

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