Comentario Biblico de Juan Calvino
Jeremias 36:31
Aquí se da una razón de lo que contiene el verso anterior; porque si el Profeta solo hubiera dicho que el cadáver del rey permanecería sin enterrar y arrojado en deshonor para exponerse en la noche al frío y en el día al calor, la narración no habría producido el efecto deseado; pero Dios muestra aquí la causa, que era esta, que había advertido al rey Joacim y a todos sus consejeros, (llamados aquí siervos) y a los habitantes de Jerusalén, y a todos los judíos de manera universal: como habían dicho a su debido tiempo claramente la calamidad estaba cerca y, sin embargo, nadie se había arrepentido, por esta obstinación tan grande que Dios dice ahora que él se vengaría, lo visitaré a él y a su simiente y a todo el pueblo por su iniquidad. ¿Cuál fue la iniquidad? incluso que habían provocado a Dios tan gravemente y de muchas maneras, y que no habían vuelto a una mente sana, aunque reprobados por el Profeta, sino que se habían endurecido cada vez más.
El extremo de su iniquidad señala el Profeta, porque no escucharon las amenazas, por las cuales Dios se había esforzado por rescatarlos de la ruina venidera: porque habría habido alguna esperanza de liberación, si hubieran desaprobado la ira de Dios; pero como sus amenazas habían sido despreciadas, fue, como he dicho, una iniquidad extrema. Y vemos en otra parte cuánto Dios abomina esta presunción diabólica de los hombres,
"He llamado a cilicio y cenizas; pero habéis llamado al arpa y al gozo, y habéis dicho: "Comamos y bebamos, porque mañana moriremos:" mientras viva, esta iniquidad no será borrada ". ( Isaías 22:12)
Dios juró por sí mismo que este pecado no debía expiarse, porque los judíos no se arrepintieron cuando los invitó amablemente a sí mismo, y les declaró que no podían escapar del castigo extremo. Por lo tanto, no es de extrañar que Dios en este lugar también represente su obstinada maldad como la más grande, ya que los judíos no han escuchado las reprensiones que les transmitió la boca de Jeremías. Sigue -