Que, dice, nos haga llorar, y que nuestros ojos se llenen de lágrimas, y que nuestros párpados fluyan hacia las aguas. Estas son palabras hiperbólicas y, sin embargo, no exceden la intensidad de la venganza que se avecina: No fue en vano lo que dijo al comienzo del capítulo: "¿Quién me hará llorar la cabeza y mis ojos serán una fuente de lágrimas?" Como entonces la grandeza de la calamidad no podía expresarse sin palabras, el Profeta se vio obligado a adoptar estas expresiones hiperbólicas: que luego nos lleven un llanto, para que nuestros ojos puedan llorar: y esto dijo, porque él Vimos que se le oía con los ojos secos, y que la gente ignoraba lo que se había denunciado: cuando todavía todo debería haber sido herido de miedo, desde el más grande hasta el más grande. Cuando el Profeta vio que su desprecio era tan brutal, dice, que cuando llegaran los lainenters, entonces habría un momento para llorar, no el tiempo de temporada; pero es lo mismo que si hubiera dicho que los judíos descubrirían cuán insensibles habían sido, al no haber considerado a su debido tiempo el juicio de Dios. (251) Sigue -

17. Así ha dicho Jehová de los ejércitos, piensen ustedes mismos; Y llama a mujeres de luto para que vengan; Sí, para el envío hábil, que puedan venir,

18. Y apresúrate, y levanta para nosotros un gemido, Para que nuestros ojos puedan derramar lágrimas, Y nuestros párpados caigan aguas.

- Ed.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad