Comentario Biblico de Juan Calvino
Josué 6:20
20. Entonces la gente gritaba, etc. Aquí se alaba a la gente por su obediencia, y al mismo tiempo se celebra la fidelidad de Dios. Testificaron su fidelidad gritando, porque estaban persuadidos, de que lo que Dios había ordenado no sería en vano, y él, al no permitirles perder su trabajo, reivindicó la verdad de lo que había dicho. La gente mostró otra virtud de valor no inferior, despreciando las ganancias ilegales y sufriendo alegremente la pérdida de todo el saqueo. Porque no puede haber ninguna duda de que, en la mente de muchos, el pensamiento debe haber surgido. ¿Para qué Dios quiere destruir toda la riqueza? ¿Por qué nos envidia lo que ha dado en nuestras manos? ¿Por qué no nos alegra más al proporcionarnos los materiales de acción de gracias? Descartando estas consideraciones, que podrían haber interferido con su deber, fue una prueba de una rara y excelente abnegación, de arrojar voluntariamente el botín que tenían en sus manos y la riqueza de una ciudad entera.
La matanza indiscriminada y promiscua, sin hacer distinción de edad o sexo, pero incluyendo a mujeres y niños, ancianos y decrépitos, podría parecer una masacre inhumana, si no hubiera sido ejecutada por orden de Dios. Pero como él, en cuyas manos están la vida y la muerte, había condenado a esas naciones a la destrucción, esto pone fin a toda discusión. Podemos agregar, que habían sido soportados por cuatrocientos años, hasta que su iniquidad se completó. ¿Quién presumirá ahora quejarse de un rigor excesivo, después de que Dios se haya demorado tanto en ejecutar el juicio? Si algún objeto de que los niños, al menos, todavía estuvieran libres de culpa, es fácil de responder, que perecieron justamente, ya que la raza fue maldecida y reprobada. Aquí, entonces, siempre debe recordarse, que habría sido una crueldad bárbara y atroz si los israelitas hubieran gratificado su propia lujuria y rabia, al matar a las madres y a sus hijos, pero que hayan sido justamente alabados por su activa piedad y santo celo, en ejecutando el mandato de Dios, quien se complació de esta manera en purgar la tierra de Canaán de la contaminación inmunda y repugnante por la cual había sido contaminada durante mucho tiempo. (66)