17. Y te ruego, etc. Ahora agrega una exhortación, por la cual todas las Iglesias a menudo necesitan ser agitadas; porque los ministros de Satanás están siempre listos para aprovechar la ocasión de perturbar el reino de Cristo: e intentan causar disturbios de dos maneras; porque siembran discordia, por la cual las mentes de los hombres se alejan de la unidad de la verdad, u ocasionan ofensas, por las cuales los hombres se alejan del amor del evangelio. (480) El mal anterior se hace cuando la verdad de Dios se mezcla con los nuevos dogmas ideados por los hombres; y esto último ocurre, cuando por diversas artes se hace odioso y despreciable. Por lo tanto, les pide a todos, que hicieron cualquiera de estas dos cosas, que sean observados, para que no engañen y atrapen a los incautos; y también para ser rechazado, porque eran perjudiciales. Tampoco fue sin razón que requirió esta atención de los fieles; porque a menudo sucede a través de nuestra negligencia o falta de cuidado, que tales hombres malvados hacen un gran daño a la Iglesia, antes de que se opongan; y también entran sigilosamente, con asombrosa sutileza, con el propósito de hacer travesuras, excepto que sean vigilados cuidadosamente.

Pero observe que él habla de aquellos a quienes se les había enseñado la pura verdad de Dios. De hecho, es un intento impío y sacrílego de dividir a los que están de acuerdo en la verdad de Cristo; sin embargo, es un sofisma vergonzoso defender, bajo el pretexto de la paz y la unidad, una unión en mentiras y doctrinas impías. Por lo tanto, no hay fundamento para que los papistas busquen el semblante de este pasaje, a fin de levantar mala voluntad contra nosotros; porque no impugnamos ni desgarramos el evangelio de Cristo, sino las falsedades del diablo, por las cuales hasta ahora se ha oscurecido: no, Pablo demuestra claramente que no condenó todo tipo de discordias, sino aquellas que destruyeron el consentimiento en la fe ortodoxa; porque la fuerza del pasaje está en las palabras, que habéis aprendido; porque era el deber de los romanos, antes de que se les enseñara correctamente, apartarse de los hábitos de sus padres y de las instituciones de sus antepasados.

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