24. A quién también llamó, etc. Por el razonamiento que hasta ahora ha seguido respecto a la libertad de elección divina, se siguen dos cosas, que la gracia de Dios no está tan limitado al pueblo judío que no fluye también a otras naciones, y se difunde por todo el mundo, y luego, que ni siquiera está tan atado a los judíos que viene sin excepción a todos hijos de Abraham según la carne; porque si la elección de Dios se basa solo en su propio placer, donde quiera que su voluntad se convierta, allí existe su elección. Una vez establecida la elección, el camino ahora está preparado de una manera para que él proceda a esas cosas que él diseñó para decir respetando el llamado de los gentiles, y también respetando el rechazo de los judíos; el primero de los cuales parecía extraño por su novedad, y el otro completamente impropio. Sin embargo, como el último tenía más para ofender, habla en primer lugar de lo que no le gustaba. Él dice entonces, que los vasos de la misericordia de Dios, a quienes selecciona para la gloria de su nombre, son tomados de cada pueblo, de los gentiles, no menos que de los judíos.

Pero aunque en el pariente a quien Paul no observa completamente la regla de la gramática, (309) su objetivo era, al hacer una transición, separámonos que somos los vasos de la gloria de Dios, que han sido tomados en parte de los judíos y en parte de los gentiles; y él prueba del llamado de Dios, que no hay diferencia entre las naciones hechas en las elecciones. Porque si descender de los gentiles no era obstáculo para que Dios no nos llamara, es evidente que los gentiles no deben ser excluidos del reino de Dios y del pacto de salvación eterna.

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