En el 28 th verso especifica uno de estos milagros, que aún no fue el primero en orden, pero de lo cual es fácil deducir que Dios fue el autor de la liberación de Israel, y en el cual el curso de la naturaleza cambió por completo; porque nada es más asombroso que ver la luz convertida en oscuridad. En la segunda cláusula, elogia la fidelidad de Moisés y Aarón, al ejecutar valientemente lo que Dios les había ordenado: Y no se rebelaron contra sus palabras (224) Había, como se había dicho, la armonía más perfecta entre el mandato de Dios y la obediencia de sus dos siervos.

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