30. Alabaré mucho a Jehová con la boca Estas palabras establecen claramente la verdad de la observación que hice anteriormente, de que David no reza a Dios para que maldiga a sus enemigos, pero, por la santa valentía de su fe, los desafía; porque se prepara para ofrecer un tributo de gratitud a Dios, como si ya se hubiera dado cuenta del objeto de su deseo. La frase, con mi boca, no es, como algunos suponen erróneamente, superflua, sino que debe considerarse como un reconocimiento público, por su parte, de su acción de gracias a Dios por la liberación que le fue concedida; como si él dijera, lo haré, no solo cuando esté solo y cuando ningún ojo humano me vea, y en los recovecos internos de mi corazón, medite sobre la gran bondad que he recibido de Dios, sino también en el sacrificio de alabanza designado. declararé públicamente, ante los hombres, cuánto estoy en deuda con su gracia. De acuerdo con este significado, agrega, en la asamblea de grandes o de muchos hombres; para el término רבים, rabbim, es susceptible de representarse en ambos sentidos. Prefiero presentarlo, grandes hombres, porque me parece que David se refiere a una asamblea de hombres de rango notable y noble. Declara que reconocerá la bondad de Dios, no solo en algún rincón oscuro, sino también en la gran asamblea del pueblo, y entre los gobernadores y los de rango noble. En la celebración de las alabanzas de Dios, no hay duda de que deben emitir desde el corazón antes de que sean pronunciadas por los labios; al mismo tiempo, sería una indicación de gran frialdad y de falta de fervor, la lengua no se unió al corazón en este ejercicio. La razón por la cual David solo menciona la lengua es que da por sentado que, a menos que se derrame del corazón ante Dios, esas alabanzas que no llegan más allá del oído son vanas y frívolas; y, por lo tanto, desde el fondo de su alma, derrama su sincera gratitud en fervientes tensiones de alabanza; y esto lo hace, por los mismos motivos que deberían influir en todos los fieles: el deseo de edificación mutua; porque actuar de otra manera sería robarle a Dios el honor que le pertenece.

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