Comentario Biblico de Juan Calvino
Salmo 119:104
104 Por tus estatutos he adquirido comprensión El profeta parece invertir aquí el orden que acaba de imponer. Observó que había evitado que sus pies se extraviaran, para poder observar la Ley de Dios, y ahora instituye un orden contrario, comenzando con la observancia de la Ley; porque él declara que la Palabra de Dios le había enseñado antes de enmendar sus faltas. Sin embargo, estas dos cosas no son inconsistentes: que los fieles deben retirarse de sus andanzas, para enmarcar su vida de acuerdo con la regla de la palabra de Dios, y que cuando ya están avanzando considerablemente en una vida santa, el miedo de Dios siendo más vigoroso en ellos, deberían considerar todos los vicios con un odio más intenso. El comienzo de una buena vida, sin duda, es cuando un hombre se esfuerza por purgarse de los vicios; y cuanto más haya progresado un hombre en una buena vida, arderá con un celo proporcionado en su detestación de vicios y en eludirlos. Además, las palabras del profeta nos enseñan que la razón por la cual los hombres están tan involucrados en las falsedades y enredados en errores perversos es porque no han aprendido la sabiduría de la Palabra de Dios. A medida que el mundo entero se da a la locura, aquellos que se extravían se disculpan, excusándose, de que les es difícil protegerse contra los atractivos del vicio. Pero el remedio estará cerca, si seguimos el consejo del profeta; es decir, si, en lugar de basarnos en nuestra propia sabiduría, buscamos la comprensión de la palabra de Dios, en la cual él no solo muestra lo que es correcto: pero también fortalece nuestras mentes y nos pone en guardia contra todos los engaños de Satanás y todas las imposiciones del mundo. Quisiera Dios que, en el día de hoy, esto estuviera completamente impreso en las mentes de todos los que se jactan de ser cristianos; pues entonces no serían conducidos continuamente, como la mayor parte de ellos, con tanta inconstancia, de acuerdo con los impulsos conflictivos de las opiniones prevalecientes. Como Satanás se esfuerza tan sedulosamente por difundir las brumas del error, apliquemos con mayor seriedad la adquisición de esta sabiduría.