124. Trata con tu siervo según tu bondad. Las dos cláusulas de este versículo deben leerse correctamente; porque primero no desea por separado que Dios trate bien con él, y luego desea que sea su maestro y maestro. Prefiere suplicarlo en el ejercicio de esa bondad y misericordia, que no suele mostrar a toda su gente, para instruirlo en su ley. El objeto de la solicitud del Profeta es que Dios le enseñe en sus estatutos. Pero él comienza con la misericordia divina, empleándola como argumento para prevalecer con Dios para concederle lo que desea. Esta oración debe ser resuelta así: Señor, trata suavemente conmigo y manifiesta tu bondad hacia mí al instruirme en tus mandamientos. Toda nuestra felicidad, sin duda, consiste en que tengamos esa verdadera sabiduría que se derivará de la palabra de Dios; y nuestra única esperanza de obtener esta sabiduría radica en que Dios se complace en mostrar su misericordia y bondad hacia nosotros. El Profeta, por lo tanto, magnifica la grandeza y la excelencia del beneficio de ser instruido en la ley divina, cuando solicita que se le otorgue como un regalo gratuito.

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