156. ¡Oh Jehová! tus tiernas misericordias son muchas; como si hubiera dicho que ningún ofensor está a salvo, sino aquellos que se aferran a la misericordia divina. Además, para animarse a acercarse a Dios con mayor confianza, no solo dice que Dios es misericordioso, sino que magnifica y ensalza poderosamente su compasión. De esto deducimos que estaba tan contento con ellos, que no buscó ninguna ayuda por sus propios méritos. Sin embargo, al mismo tiempo hay que señalar que el Profeta estaba lejos de estar ligeramente preocupado con muchas tentaciones, ya que se vio obligado a oponerse a ellos con esta gran abundancia de misericordia. Hace poca diferencia si leemos grandes o muchos. La oración que sigue, avívame según tus juicios, explico como referida a las promesas. La palabra original para juicio es por alguna manera traducida o costumbre; pero ya he demostrado anteriormente que tal traducción es menos adecuada que la otra. El Profeta confirma una vez más la verdad, que Dios no puede esperar o pedir la vida, a menos que su palabra produzca esperanza; y a menudo repite esta verdad, porque es una de las cuales nos olvidamos maravillosamente. Pero para que podamos apropiadamente atrevernos a nosotros mismos de toda la gracia que Dios promete a sus siervos, que la doctrina de las grandes y múltiples y tiernas misericordias de Dios esté siempre presente en nuestros pensamientos. Si imaginamos que Dios hace sus promesas porque está obligado a hacerlo, o porque lo hemos merecido, la duda o la desconfianza robarán nuestras mentes, lo que cerrará la puerta a nuestras oraciones. Pero si estamos completamente persuadidos de que la única causa por la cual Dios se mueve para prometernos salvación es la misericordia inherente a su propia naturaleza, nos acercaremos a él sin dudarlo ni dudarlo, porque se ha unido a nosotros por su propia voluntad.

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