1. Lloré a Jehová en mi angustia. El nombre del autor del Salmo no
se expresa, pero su estilo presenta a David en nuestra opinión.
Aunque, por lo tanto, no puedo afirmar positivamente, estoy bastante
inclinado a pensar que fue compuesto por él. Tampoco será
inapropiado, a mi juicio, explicarlo como... [ Seguir leyendo ]
2. ¡Oh Jehová! Libra mi alma del labio de la mentira. David ahora
señala el tipo de su aflicción, declarando que estaba cargado de
falsas acusaciones. Al acusar a sus enemigos de mentiras y falsedades,
afirma su propia inocencia de los crímenes que le imputaron
calumniadamente. Su queja, por lo tan... [ Seguir leyendo ]
3. ¿Qué te dará la lengua del engaño? (50) El Profeta agrava la
malicia de sus enemigos al afirmar que estaban tan malvadamente
inclinados a ser malvados cuando no veían ninguna posibilidad de
derivar nada ventaja de tal curso de conducta. Sin embargo, parece
expresar más que esto: parece más íntim... [ Seguir leyendo ]
4. Las flechas de un hombre fuerte se afilaron, con carbones de
enebro. Aquí el salmista amplifica de otra manera la malicia de los
que angustian a los simples e inocentes con sus calumnias, afirmando
que arrojan sus informes injuriosos como un hombre que debería
dibujar una flecha, y con ella atra... [ Seguir leyendo ]
5. ¡Ay de mí! que he sido residente en Mesech. David se queja de
que estaba condenado a quedarse mucho tiempo entre un pueblo perverso;
su condición se asemeja a la de un individuo miserable que se ve
obligado a vivir hasta que envejezca en un triste exilio. Los
mesechitas y los kedarenos, como es... [ Seguir leyendo ]
6. Mi alma (58) siempre ha habitado con el que odia la paz. El
salmista ahora muestra, sin figura, y, por así decirlo, señala con
el dedo a aquellos (59) a quien antes había marcado indirectamente
con los términos Mesech y kedar, es decir, los israelitas pérfidos,
que se habían degenerado de los sa... [ Seguir leyendo ]