Al mismo tiempo, debemos observar el argumento que David emplea aquí para hacer cumplir su oración. Al llamar a Dios el Dios de su salvación, lo hace para fortalecer su esperanza en Dios para el futuro, a partir de una consideración de los beneficios que ya había recibido de él; y luego repite el testimonio de su confianza hacia Dios. Así, la primera parte del argumento se toma de la naturaleza de Dios mismo y del deber que, por así decirlo, le pertenece a él; es decir, porque se compromete a mantener el bienestar de los piadosos y los ayuda en sus necesidades, sobre esta base, que continuará manifestando el mismo favor hacia ellos hasta el final. Pero como es necesario que nuestra confianza en Dios corresponda a su gran bondad hacia nosotros, David lo alega, al mismo tiempo, en relación con una declaración de su perseverancia. Porque, por la expresión todo el día, o todos los días, significa que con una constancia fija e incansable dependía solo de Dios. Y, sin duda, es propiedad de la fe siempre mirar a Dios, incluso en las circunstancias más difíciles, y esperar pacientemente la ayuda que ha prometido. Para que el recuerdo de las bendiciones divinas pueda alimentar y sostener nuestra esperanza, aprendamos a reflexionar sobre la bondad que Dios ya nos ha manifestado, como vemos que David hizo al hacer de esto la base de su confianza, que había encontrado en su propia experiencia personal Dios es el autor de la salvación.

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