11. Jehová dará fuerza a su pueblo. Regresa a su antigua doctrina, a saber, que aunque Dios exhibe su poder visible a la vista del mundo entero indiscriminadamente, lo ejerce de manera peculiar en nombre de su pueblo elegido. Además, aquí lo describe de una manera muy diferente de lo que hizo anteriormente; es decir, no como alguien que abruma de miedo y teme a aquellos a quienes les habla, sino como alguien que los defiende, los aprecia y fortalece. Por la palabra fuerza se debe entender toda la condición del hombre. Y así, él insinúa que todo lo necesario para la preservación de la vida de los piadosos depende enteramente de la gracia de Dios. Él amplifica esto con la palabra bendecir; porque se dice que Dios bendice con paz a aquellos a quienes trata con generosidad y amabilidad, para que nada les espere el curso próspero de su vida y su completa felicidad. De esto podemos aprender que debemos asombrarnos de la majestad de Dios, de tal manera que, a pesar de eso, podamos esperar de él todo lo necesario para nuestra prosperidad; y seamos seguramente persuadidos de que, dado que su poder es infinito, somos defendidos por una fortaleza invencible.

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